Duele que te hagan daño, pero duele aún más cuando el daño lo haces tú sin quererlo ni buscarlo. Romper a la gente que te importa siempre es mucho más duro que experimentar tu propia rotura. No puedes hacer nada. Tú eres el remedio y eres la enfermedad. Debes actuar. Y no sabes bien cómo.
Por muy valiente que seas esta vez las piernas te van a temblar al dar el paso. No se trata de ti, ni de tus sentimientos, se trata de él. La vida es realmente puta. Te da personas increíblemente maravillosas y te hace tener que renunciar a ellas. Para colmo de desagrado, son las mejores de ellas a las que les toca lo peor.
A la gente sucia, traidora y cobarde les pagan con su propia moneda, pero pocas desgracias les ocurren. Sin embargo a los que tienen un corazón que no les cabe les llega lo peor. Las mentiras, los maltratos.
¿Y qué podemos hacer? ABSOLUTAMENTE NADA. Eso es lo que duele.
